Nitratos en aguas de consumo humano
El uso de nitratos ha sido y sigue siendo tan común que en la entrada de la mayoría de los pueblos agrícolas de España había carteles publicitarios en los que se recomendaba su uso.
Uno de los ejemplos más evidentes de las externalidades negativas asociadas a determinadas prácticas agrícolas intensivas y ganaderas es la contaminación de las aguas subterráneas o superficiales por nitratos, contaminación que se produce principalmente por:
- La liberación al medio de residuos ganaderos (contaminación más o menos puntual).
- El uso excesivo de fertilizantes orgánicos y minerales (contaminación dispersa).
- Los lixiviados procedentes de vertederos y el uso agrícola de lodos de depuradora.
Los nitratos se han usado masivamente como abono en la agricultura. El ión nitrato es un ión soluble que es fácilmente arrastrado por las aguas de precipitación o riego hacia las capas más profundas, llegando a alcanzar a las corrientes y a las masas subterráneas.
Efectos sobre la salud.
Aunque desde el punto de vista de la salud humana la principal fuente de exposición a nitratos o nitritos son los alimentos (sobre todo las verduras), el agua contaminada con nitratos es un problema de salud ambiental serio y generalizado, especialmente en amplias zonas de litoral mediterráneo (Cataluña, Valencia, Murcia o Baleares), Andalucía y Castilla La Mancha, casi siempre relacionado con la agricultura intensiva de regadío (hortofrutícola).
Los nitratos resultan tóxicos una vez se han reducido a nitritos. Se sabe que una parte del nitrato ingerido se convierte en nitritos por las bacterias de la saliva, estómago e intestino delgado, mientras que un alto porcentaje se excreta por la orina. El mayor problema sanitario derivado de la exposición elevada a nitratos o nitritos en el agua es la metahemoglobinemia o síndrome del bebé azul que se produce en los niños menores de 4 meses que consumen aguas contaminadas (el pH del estómago de estos niños favorece la existencia de bacterias que reducen el nitrato a nitritos). De hecho, el límite establecido por la OMS (50 mg/L) y recogido en numerosas legislaciones, entre otras la nuestra, fue adoptado especialmente para prevenir esta enfermedad.
Además, los nitritos que no son carcinogénicos por sí mismos pueden reaccionar con otros compuestos (aminas y amidas) y formar derivados N-nitrosos (nitrosaminas, nitrosamidas) que sí lo son. Estas reacciones de nitrosación pueden producirse durante la maduración o procesamiento de los alimentos con nitratos o en el mismo organismo (generalmente, en el estómago) a partir de los precursores, por lo que se han relacionado los nitritos con la posibilidad de desarrollar diversos cánceres, entre otros cáncer gástrico.
De acuerdo con el Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero, por el que se establecen los criterios sanitarios de la calidad del agua de consumo humano cuando el contenido en nitratos de aguas de abastecimiento supera el límite máximo de 50 mg/L el agua se considera no apta para el consumo. El límite máximo para los nitritos es de 0,5 mg/L.
La situación en Castilla y León.
Por otro lado, en cuanto a la normativa aplicable en Castilla y León debe tenerse en cuenta el Decreto 40/2009, de 16 de febrero, por el que se Designan Zonas Vulnerables a la contaminación de aguas por nitratos de origen agrícola o ganadero y por el que se aprueba el Código de Buenas prácticas agrarias (que no tiene carácter obligatorio). Este decreto ha sido desarrollado por la Orden MAM/2348/2009, de 30 de diciembre, en el que se establece el Programa de Actuación en las zonas vulnerables a la contaminación por nitratos y donde se detalla las acciones que obligatoriamente deben llevar a cabo agricultores y ganaderos para la correcta aplicación de los fertilizantes (sólo aplicable a las zonas designadas).
Actualmente se han designado Vulnerables 10 zonas: 5 en Segovia, 2 en Valladolid, 1 en Zamora y 1 en Salamanca; así como otra compartida entre Segovia, Ávila y Valladolid.
En general, las Zonas declaradas vulnerables a la contaminación por nitratos se localizan en zonas de regadío (intensivas en uso de fertilizante) y sus proximidades. En cuanto a Castilla y León debe señalarse por un lado la problemática del gran volumen de estiércol líquido porcino generado en algunas provincias y por otro, la situación que soporta el sobre-explotado acuífero de los Arenales. Su uso intensivo para usos agrarios lo ha conducido al límite de la insostenibilidad y ha motivado que desde 1998 se hayan suspendido el otorgamiento de nuevas concesiones de extracción. La contaminación de las aguas subterráneas por arsénico y nitratos ha obligado a suspender el abastecimiento de agua para consumo humano proveniente de este acuífero en numerosos municipios de la Comunidad (provincias de Valladolid, Ávila y Zamora, sobre todo).
Se comprueba, por lo tanto, que a pesar de la normativa al respecto, numerosos abastecimientos de la Comunidad siguen presentando serios problemas debidos a la presencia de nitratos, problemas que también afectan a la provincia de León (como las áreas de Valencia de Don Juan o La Bañeza, por citar sólo dos ejemplos).
Las actuaciones más urgentes requeridas para afrontar este problema implicarían medidas de ordenación del territorio, aplicación racional de nitrógeno a los cultivos (principalmente los de regadío, por la intensidad del uso de este elemento en el maíz, la fruticultura y la horticultura intensiva) y riego eficiente. Además deberían adoptarse estrictas medidas ambientales como pueden ser cuotas a la fertilización nitrogenada, impuestos “ecológicos” sobre la utilización de fertilizantes nitrogenados, tarifación del agua de riego o limitación de la superficie cultivada del conjunto de cultivos más demandantes en nitrógeno. En cualquier caso, el coste de modificar las prácticas de cultivo para reducir la aportación de nitratos será siempre muy inferior al que se requeriría para desnitrificar por ejemplo las aguas subterráneas hoy contaminadas, por no mencionar los costes incalculables en lo relativo a la salud humana.
No obstante, el riguroso cumplimiento de la Directiva 91/676/CE relativa a la protección de las aguas frente a la contaminación por nitratos exigiría probablemente no sólo una reducción de la intensidad de las prácticas agrarias, sino, incluso, el abandono de determinadas formas de agricultura hoy por hoy muy extendidas.
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