La herencia del amianto en Cerdanyola
Aunque España no es un productor de amianto, su uso en diferentes industrias fue especialmente alto entre 1960 y 1984, alcanzando su máximo en 1973. En 1907 se instaló primera fábrica de fibrocemento en España, entre Cerdanyola y Ripollet, en la provincia de Barcelona. Esta empresa actuó de foco contaminante hasta su cierre en 1997.
Un goteo constante de enfermos pulmonares es lo que hoy queda del amianto en Cerdanyola, Ripollet y pueblos colindantes. Es la herencia que ha dejado la fábrica de amianto que Uralita tenía en la zona. Carcinógeno reconocido en seres humanos, el amianto (asbesto) es hoy una sustancia prohibida pero hasta el año 2002 se utilizó masivamente como aislante en construcción y para fabricar tuberías, entre otros usos.
El Estado español tardó 18 años en prohibir el uso de este material a pesar de las advertencias que se realizaron desde distintos estamentos médicos. En particular el gobierno desoyó en 1984 las peticiones de prohibir la utilización industrial del amianto, tras detectar los primeros casos en los años 70, con el objetivo de evitar el coste económico y laboral de su supresión. En el año 2001 se prohibía finalmente en nuestro país la comercialización y la utilización de crisotilo (amianto blanco). La Orden Ministerial, aprobada el 7 de diciembre de 2001, establecía no obstante un plazo de seis meses para su entrada en vigor, e introducía una prórroga de otros seis para la comercialización de los productos ya fabricados. El 15 de diciembre de 2002 entraría en vigor la prohibición absoluta de producir, comercializar e instalar amianto y productos que lo contengan.
El amianto causa por inhalación distintas afecciones englobadas bajo la denominación de enfermedades relacionadas con el amianto (ERA). La primera población de riesgo que se describió fue la trabajadora ya que la mayoría de los afectados tienen una historia de intensa exposición laboral al amianto. A principios de los años sesenta se demostró que las ERA no solo afectaban a los trabajadores expuestos directamente en su trabajo, sino que también la población situada alrededor de un foco contaminante podía adquirir una ERA.
El del amianto es uno de esos temas que muestra cuál es la forma de conducirse de las empresas y de los gobiernos a la hora de sopesar si lo que debe prevalecer son determinados intereses económicos o la vida de las personas. En realidad, el carácter cancerígeno del amianto era conocido sobradamente desde 1950, a pesar de lo cual el riesgo para la salud que suponía este material fue minusvalorado y negado durante décadas. España fue uno de los últimos países en prohibir el amianto y también uno de los más destacados en ocultar el problema (con un bajísimo reconocimiento oficial de víctimas del amianto, por ejemplo).
En la investigación financiada por el Instituto de Investigaciones en Atención Primaria Jordi Gol, el Fondo de Investigaciones Sanitarias de la Seguridad Social y el Programa de Intensificación de la Actividad Investigadora del Sistema Nacional de Salud (publicada en la Revista Archivos de Bronconeumología) se aportan datos y cifras concretas sobre la herencia envenenada del amianto en la comarca. Las fibras microscópicas de esta material, al inhalarlas, se incrustan en los pulmones, permanecen ahí décadas, de manera que las enfermedades que causan pueden no manifestarse hasta 20 o 30 años más tarde. La fábrica de Cerdanyola multiplicó por 47 la probabilidad de desarrollar un cáncer mortal como el mesotelioma (cáncer pleural), así como incrementó de forma alarmante el número de cánceres de pulmón o la asbestosis.
Destacable es el hecho de que la fábrica supusiera un factor de riesgo importante de enfermedades relacionadas con el amianto no sólo para trabajadores sino también para la población cercana. Cuando hacía viento, se levantaba el amianto que había por las calles y la ropa tendida se llenaba de polvillo blanco. De hecho, un tercio de los afectados por el amianto son ambientales; es decir, nunca pusieron un pié en la fábrica. Enfermaron por inhalar las fibras de amianto que flotaban en la calle o las que llegaban a los hogares de los trabajadores en su ropa. Esto explica que las mujeres e hijos de los antiguos empleados sean uno de los colectivos más afectados.
Enfermedad por amianto en una población próxima a una fábrica de fibrocemento. Archivos de Bronconeumología (2009; 45(9): 429–434). Josep Tarres et al. EAP Canaletas, Cerdanyola del Valles, Barcelona, España.
0 comentarios