Lecturas: El niño que soñaba con el infinito. Jean Giono.
El niño que soñaba con el infinito, cuento de Giono editado por Duomo.
Uno se daba cuenta por el vuelo de los pájaros. Los patos salvajes pasaban con una lentitud tan majestuosa por el cielo que uno se veía obligado a imaginar la grandeza de las extensiones sobre las que se paseaban así, midiendo fuerzas. Los arrendajos, las abubillas, los herrerillos comunes, incluso las urracas, que desplegaban dameros al alzar el vuelo, y los cuervos, que se volvían verdes en pleno sol, mostraban, a través de la variedad de su plumaje y de sus colores, todos ellos vivos y barnizados, que el país era sin duda alguna muy bello, ya que había obligado a los pájaros a vestir unos ropajes tan magníficos para vivir allí (…).
Se reunían en grandes ovillos al atardecer y su bandada era como un balón elástico que rebotaba de la pradera al follaje y de follaje en follaje. Pero para qué seguirlos con la mirada si a veces, cuando saltaban muy alto en el cielo, se ponían a chillar como un cuchillo que corta un limón, exaltados por la alegría que sentían, sin duda, al ver en ese momento el atardecer azul extenderse por el infinito del país. Mientras que abajo, en los caminos bordeados de setos, no había más que una sombra gris que sólo servía para apartar los pies de las piedras o de las viejas roderas endurecidas.(…).
[Ese infinito]…era como un inmenso tapiz sobre el que los colores dibujaban formas: cuadrados, triángulos, rectángulos, rombos, o bien grandes formas con sus numerosos lados. Todas esas formas estaban cosidas las unas a las otras, como las piezas de la bonita alfombra para los pies de la cama que su madre había hecho con retales de tela. Había labranzas, prados, campos, vergeles y bosques. Y el tapiz llegaba hasta donde alcanzaba a ver. Lo que más asombró al niño fue darse cuenta de que sus ojos alcanzaban a ver tan lejos. De repente comprendió qué significaba la expresión “hasta perderse de vista”. Era muy lejos. Incluso tanto que tal vez no existiera. Porque su propia vista no se perdía, simplemente llegaba hasta el lugar donde el tapiz del infinito se juntaba con el tapiz del cielo. La vista no podía llegar más lejos, porque no podía pasar entre dos tapices unidos.(…).
El niño sabía muy bien qué era un herrerillo común de cabeza azul: es un pajarillo que se reúne en tropel alrededor de los parajes donde hay colmenas (no porque se alimente de la miel, sino porque se alimenta de las abejas), un pajarillo que, cuando huye, parece un relámpago azul. Y cuando toda una bandada huye, ¡qué hermoso relámpago debe de parecer!.Y, en efecto, resulta que en ese momento empezaron a brillar enormes destellos azules alrededor de todas las granjas. Y mientras en el infinito brillaban destellos azules de las granjas con abejas, las alas de margarita de los molinos de viento daban vueltas, los tejados de los pueblos se enrojecían a través de la vegetación (que eran árboles), los lagos espejeaban, los ríos corrían...
El niño que soñaba con el infinito. Jean Giono.
Para trabajar el texto:
¿Qué quiere decir la expresión “soñar con el infinito”?
El niño sueña con volar. No se conforma con transitar por los caminos y anhela ese dominio del infinito, “hasta perderse de vista”, que en la naturaleza solo las aves poseen.
¿De qué forma poética el autor explica la belleza del país?
A través de la belleza del las aves que aparecen (“el país era sin duda alguna muy bello, ya que había obligado a los pájaros a vestir unos ropajes tan magníficos para vivir allí”).
¿Como se describe ese “infinito”, desde el punto de vista del paisaje?
Como un inmenso tapiz, un mosaico de campos de labranza, prados, vergeles y bosques.
¿Qué aves se mencionan en el texto? ¿Qué relación guarda el herrerillo común con las abejas?
Patos, arrendajos, abubillas, herrerillos comunes, urracas y cuervos.
El herrerillo común es un insectívoro y por lo tanto (al igual que ocurre con otras aves como los abejarucos) es un consumidor habitual no solo de abejas sino también de otros insectos.
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Rosa -