El Lagarto verdinegro y cambio climático
Lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi). Foto: ENABIO.
El calentamiento global amenaza a los lagartos. Una investigación internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas estima que en 70 años, el 20% de las especies de saurios podrían extinguirse como consecuencia del cambio climático. La investigación documenta un nuevo escenario de declive y extinciones a gran escala, que se suma al de los anfibios.
Estos animales presentan limitaciones fisiológicas que les impiden responder con celeridad al ritmo actual del incremento de las temperaturas, incremento que podría obligarles a permanecer parte del tiempo guarecidos en sus refugios. La estrategia inevitable para eludir los efectos del calentamiento global es que los animales cambien su distribución geográfica, tanto altitudinal como latitudinal. Esto ya se está observando en la actualidad en numerosas especies animales y vegetales. Pero esto no bastará para evitar la extinción de muchas saurios de montaña que, sometidos además a la competencia creciente con las especies de zonas más bajas, probablemente terminen quedándose sin hábitat a medida que asciendan en altitud.
La pérdida de diversidad de lagartos y lagartijas tendrá consecuencias en cascada para toda la cadena alimentaria, dado que estos reptiles son presa frecuente de un gran número de depredadores, tanto mamíferos como aves, además de otros reptiles. Asimismo, los propios lagartos depredan activamente sobre invertebrados y pequeños vertebrados.
Según el estudio, el cambio climático modificará la distribución de numerosas especies de saurios peninsulares, poniéndolas en peligro en muchos casos. De hecho se mencionan ya extinciones locales en Europa para una de nuestras lagartijas, la lagartija de turbera (Zootoca vivipara), algunas de cuyas poblaciones en Francia se han extinguido.
Otro ejemplo de impacto podría ser el lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi), joya endémica peninsular que presenta poblaciones muy escasas y puntuales en el centro peninsular. Lacerta schreiberi habita en zonas de media montaña del Sistema Central y demás sistemas montañosos del noroccidente ibérico, con poblaciones relictas en los Montes de Toledo, y con densidades inferiores en el Sistema Central a las de la Cordillera Cantábrica. Su distribución se restringe a áreas con una precipitación superior a 800 mm, así como a zonas con influencia de clima atlántico que permitan el desarrollo de bosques caducifolios y arroyos montañosos. Esta especie requiere temperaturas frescas y humedad y, por ello, se considera que las poblaciones de algunas de las zonas mencionadas podrían ser firmes candidatas a desaparecer en un futuro próximo.
Leer más: Estudio Ignacio De la Riva. CSIC.
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