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Enabio

Galería Chamonix-Zermatt: por los Alpes Peninos

Galería Alpes (Enabio).

 

  La travesía a través de senderos de alta montaña entre Chamonix y Zermatt constituye una ruta ya clásica de los Alpes Peninos. El itinerario es básicamente el siguiente:

  • Verbier-Cabaña de Monfort,
  • Cabaña de Monfort-Refugio de Prafleuri-Lago Dix,
  • Lago Dix-Arolla-Le Sage,
  • Le Sage-Zinal,
  • Zinal-Gruben,
  • Gruben -St. Niklaus-Zermatt,
  • Zermatt-Refugio Schönbielhüte, 
  • Refugio Schönbielhüte -Circunvalación del Cervino.

  Para llegar a nuestro destino (el Pico Cervino  o Matterhorn),  tuvimos que atravesar los collados de Louvie (2.921 metros), Prafleuri (2987 m.), Des Roux (2.804 m.), Pas de Chavres (2.855 m.), Col de Torrent (2.919 m.), Col de Sobrebois (2.835 m.),  La Forclettaz (2.874 m.) y Augsbordpass (2.894 m.). 

  El recorrido presenta momentos para el recuerdo: el formidable Mont Blanc de Cheilon (3.870 m.) y su magnífico glaciar enseñoreándose sobre el Lago Dix, el acceso final al Pas de Chevres a través de una escalera vertical de 25 metros que te aúpa al collado desde el cual se atisba  por vez primera la puntiaguda cresta del Cervino,  los delicados edelweiss que pueden encontrarse en abundacia en el tramo alto de este paso, el descenso a Arolla, presidido en todo momento por un Mont Collon (3.637 m.) cubierto todavía de nieve, la bonita localidad de Le Sage arropada bajo el pico Besso (3.668 m.) y el encantador Lago de Moiry, los idílicos pastos de altura salpicados de variada flora del valle de Turtmantal,  el Diente de Herens con el glaciar de Zmutt o la fantástica visión desde el collado de Sobrebois de la denominada "Corona Imperial", excelente cuadro de cumbres heladas entre las que destaca  el   Weisshorn (4.505 m.) y  el Zinalrothorn (4.221 m.).  

  Desde el mirador de la Cabaña de Monfort se perciben cercanas las montañas del Petit y el Grand Combin (4.314 m.), un macizo majestuoso. Las vistas de la hermosa y empinada cara norte del  Mont Blanc de Cheilon (3.870 m.) y de su glaciar son sorprendentes. A su lado, la cúpula nevada del Pigne de Arolla (3.796 m.) completa el cuadro sobre el lago Dix. Desde Arolla resulta igualmente inolvidable la escarpadísima Aiguille de la Tza (3.668 m.), así como el Dent Blanche (4.357 m.), que surge imponente  por detrás de la línea de cumbres.

  El conjunto de cuatromiles que componen la denominada "Corona Imperial" conforman una visión impactante: el Bishorn (4.153 m), el Weisshorn (4.505 m.) el Zinalrothorn (4.221 m.) el Ober Gabelhorn (4.063 m.) y el Cervino (4.477 m.), entre otros, exhiben un derroche de grandes alturas sin parangón.

  Sin duda, el Cervino constituye un pico extraordinario: sus 4.478 metros configuran un obelisco triangular de roca que parece tallado a cincel. A su derecha se encuentra el Weisshorn y el Zinalrothorn y detrás de él el Monte Rosa,... pero están lo suficientemente distantes como para no hacerle sombra.  El Cervino no  es sólo una pirámide de piedra, también es historia: la legendaria primera escalada de 1865 a lo largo de la arista Hörnli por Edward Whymper, Michel Croz y sus compañeros, el descenso con el trágico desenlace incluido; la conquista de la cima días después por Jean Antoine Carrel; el ascenso en invierno, por la cara norte y en solitario de Walter Bonnatti.... 

  Una senda conduce hacia la vasta cara norte del Pico, donde puede hacerse noche en el Refugio Schönbielhütte a 2.694 metros de altura. Conforme te acercas percibes los seracs de hielo y nieve que protegen esta cara, así como la rimaya que  delimita el cambio brusco en la inclinación de la misma; te das cuenta de que sería preciso cramponear con mucho cuidado tan sólo para superar esa pendiente y poder entrar en la parte "seria" del pico…

  El amanecer del día siguiente sobre el Cervino nos sorprende con un espectáculo formidable: una franja roja de cielo se enseñorea sobre el Monte Rosa, impregnando también de este color una pequeña parte de la pared norte del pico, con la luna todavía en lo alto del firmamento.  

  Decía George B. Schaller: "Las cosas que estimulan nuestro espíritu son intangibles: los viejos bosques, un río claro, el vuelo de un águila, el aullido de un lobo, el espacio y el silencio sin ruido de motores. Esos son los valores que las personas buscan y que todos necesitan”.

  A ellas habría que añadir ahora la aurora roja sobre el Cervino.

 Texto y fotos: José Luis Martínez García para ENABIO.

 

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