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Presentación en León del libro El Antropoceno de Ramón Fernández Durán.

Presentación en León del libro El Antropoceno de Ramón Fernández Durán.

 

Librería Artemis. León, 30 de marzo de 2011. Organizado por Ecologistas en Acción. Presentación de El Antropoceno y La quiebra del capitalismo global: 2000-2030. Ed. Libros en Acción.

 

“Cuando las dinastías pusieron la grandeza del poder por encima de la grandeza de la vida, la delgada tierra y la tupida selva no bastaron para alimentar, tanto y tan rápidamente, las exigencias de reyes, sacerdotes, guerreros y funcionarios. Vinieron las guerras, el abandono de las tierras, la fuga a las ciudades primero, y de las ciudades después. La tierra ya no pudo mantener el poder. Cayó el poder. Permaneció la tierra. Permanecieron los hombres sin más poder que el de la tierra”. Carlos Fuentes (Los Cinco Soles de México). 

 

¿Por qué el Antropoceno?

El térmico Antropoceno alude a una nueva época geológica del Cuaternario, consecutiva al Holoceno. La palabra fue propuesta en 2002 por el geoquímico holandés Paul Crutzen  (premio nobel de química de 1995) y desde entonces se ha abierto un espacio entre la comunidad científica. Para Crutzen, el Antropoceno comienzaría en el año 1784, cuando Watt inventa la máquina a vapor.

La nueva época geológica cuenta cada vez con más apoyos (incluido el de la Sociedad Geológica de Londres) y, como se ha dicho, pondría fin al Holoceno, periodo que se inicia hace unos 10.000 años al terminar la última glaciación y que coincide con el inicio de la agricultura y la evolución de las distintas civilizaciones. Su aceptación oficial será motivo de discusión en el 34 Congreso Internacional de Geología que se llevará a cabo el próximo año en Brisbane, Australia.

A lo largo de los últimos 200 años hemos conseguido poner en crisis todas las comunidades ecosistémicas del planeta, sometiéndolas a una feroz explotación y canalizando recursos minerales y energéticos  hacia los sistemas humanos de consumo. En los últimos 100 años -nos dice Fernández Durán- “la humanidad ha consumido más energía que todas las generaciones precedentes y se ha apropiado del 40% de la biomasa del planeta”.

Hay sin embargo dos aspectos que apoyan con fuerza la razón por la cual está justificado hablar de un Antropoceno: uno es el calentamiento global y el otro la destrucción sistemática de la biodiversidad (un verdadero “golpe de estado biológico”  como titula uno de los artículos del libro).

La temperatura terrestre ha aumentado 0,5 grados a lo largo del siglo XX y se considera probable un incremento a lo largo de este siglo de entre 1 y 3.5°C. Esto equivale a volver a la última glaciación pero en la dirección inversa. Hace 10.000 años, cuando todo el hemisferio norte estaba sepultado por una espesa capa de hielo la temperatura media era sólo 5 ºC menor de la de hoy. Este súbito aumento de la temperatura hace muy difícil la adaptación de los ecosistemas.

Por otro lado, se ha producido “una pérdida del 30% de la biodiversidad de la Tierra entre 1970 y 2005. Magnitud verdaderamente espectacular”. "La tasa de extinción de especies producida por la actividad humana es 50 veces mayor que la que existía antes de la intervención humana”, lo que ha propiciado que biólogos como Wilson se refieran al hombre como “la primera especie en la historia de la vida en la Tierra que se ha vuelto una fuerza geofísica destructiva”. Quizás estemos inmersos en la sexta gran extinción masiva de especies, al mismo nivel por ejemplo que la hasta ahora última gran extinción (la del Cretácico hace 65 millones de años)  que acabó con los dinosaurios.

Para Fernández Durán el Antropoceno levanta acta de la senda de destrucción en la que se ha sustentado este crecimiento desaforado y literalmente criminal del sistema agro-urbano-industrial globalizado. El capitalismo global se ha convertido en la principal fuerza geomorfológica planetaria (título de otro de los capítulos del Libro).

 

¿Cómo aborda Ramón Fernández Durán el escenario posible de un colapso de dimensiones civilizatorias?

La civilización industrial no es sino la más reciente (y quizás, también la más arrogante) de las civilizaciones insostenibles de la historia. Desde la deforestada Isla de Pascua (Polinesia) hasta la salinizada Mesopotamia, no son pocas las culturas que han sobrepasado el punto de no retorno del colapso medioambiental. Es un recordatorio de humildad considerar el rápido declive de los antiguos mayas, hace 1.200 años la sociedad más avanzada del hemisferio occidental, y que estaban entonces, como ahora nosotros, en la cúspide de su poder y número. Dado que los puntos más altos de población, consumo de recursos y producción de residuos se ven acompañados de un impacto medioambiental máximo, puede entenderse por qué los declives de las sociedades tienden a seguir con celeridad a sus cimas (Jared Diamond).

Citando a Fernández Durán:

“En definitiva tanto los recursos como los amortiguadores sociales y ecológicos planetarios a la expansión del capitalismo global están desapareciendo; ya sabemos lo que sucedió en otras civilizaciones cuando agotaron las bases materiales y tensionaron las estructuras sociopolíticas en las que basaban su funcionamiento: sucumbieron o colapsaron aunque fueron procesos que implicaron décadas y hasta siglos (…) La expansión del capitalismo global está chocando ya con la biosfera aparte de con todo un conjunto de límites sociopolíticos que le conducirá a un profundo colapso en el siglo XXI que tendrá repercusiones civilizatorias. Pero el análisis de estos procesos y probables teatros futuros serán tareas del trabajo aún por desarrollar al abordar la actual crisis global, así como los escenarios posibles que se abren en el corto, mediano y largo plazo. Estos escenarios dependerán de múltiples factores, entre otros de la capacidad de resistencia y transformación social de las distintas sociedades humanas, frente a unas estructuras de poder que sucumbirán muy probablemente también en el medio y largo plazo como parte de una civilización que se agota. Estos procesos pueden adoptar múltiples variantes, incluidos quizás escenarios de barbarie y regresión social sin precedentes pero, a la postre, deberán alumbrar nuevas construcciones sociopolíticas y culturales, que deberán establecer forzosamente nuevas relaciones con el entorno y en el interior de sí mismas, si es que pretenden subsistir. En esos procesos de forzosa transformación los mundos que están mejor preparados para transitar por los escenarios de profunda crisis que nos esperan serán los mundos menos modernizados y urbanizados: las fronteras con las que hoy en día choca la expansión del capitalismo global y su sistema urbano-agro-industrial y los “dinosaurios” peor adaptados para subsistir serán las metrópolis mundiales que hoy nos deslumbran con su poderío y fulgor”. (pag. 100).

 

Ramón Fernández Durán nos muestra cómo es posible abordar la tarea de pensar de nuevo los problemas del cambio social profundo sin dejarse cerrar el horizonte por las tradiciones ideológicas existentes. Si hoy hay elaboración teórica y "razonamiento ecologista" sólido en lo que se ha dado en llamar ecologismo social es gracias a personas como Ramón. Por eso su obra, su proyecto intelectual, en parte inacabado, es merecedor del mayor de los respetos.

 

José Andrés Martínez García.

 

2 comentarios

Ramón Beltrán Costa -

Creo importante que se conozcan loa aportes del Unicismo - www.unicist.org , especialmente la Ontogénesis de la evolución del ser humano y el abordaje para el aprendizaje de la complejidad, que no ha mostrado al mundo el Dr. Peter Belohlavek con su equipo. Cordialmente

Kat1980 -

Desde que el hombre comenzó a agruparse en pequeños clanes, luego aldeas, etc. Siempre ha habido una clase gobernante y un pueblo. Nosotros tenemos el derecho divino y deben hacer lo que nosotros les decimos, no importa que vivan y mueran, pero deben obedecer lo que les mandamos y no importa que devastemos lo que sea necesario, para obtener una ganancia de su trabajo. La filosofía materialista y capitalista ha mantenido a una pequeña clase en el poder, que no sólo domina a la población humanana, sino que dispone de los ecosistemas de la tierra, al fin ya la cabo el hombre es la cabeza de la creación y Dios lo ha pusto para que haga con el Planeta lo que desee. Que idea más estúpida y errónea. Y lo malo es que estamos de hecho ya inmersos en la Sexta Extinción de la vida masiva, cuando finalmente nuestra calse gobernante se de cuenta del daño será demasiado tarde. Nuestra especie será la causante del mayor desastre ecológico desde la caída de los Dinosaurios.